Sin encomendarse a Dios ni al diablo, las autoridades alemanas montaron una rueda de prensa para acusar directamente a los productores españoles del mortal brote. En segundo término y, por si acaso, también meten en el mismo “huerto” a transportistas (españoles, claro) y distribuidores, antes de denunciar el hecho a las autoridades españolas y/o a Bruselas.
El “ejemplo” germano se ha extendido como la pólvora por otros países, y ya “bailan” en este desaguisado berenjenas, tomates y otras hortalizas. No va a ser fácil conocer dónde está el culpable, sobre todo si resulta ser teutón. Mientras, el perjuicio ya está hecho. La excelente campaña exportadora de estos productos se puede ir al traste y los sufridos transportistas con ella.