Todo parece indicar que es su prioridad número uno, al menos en cuanto a transporte de mercancías se refiere, ya que insiste en que en la Unión Europea el ferrocarril distribuye un 18% de las mercancías que se transportan, cifra que en España no alcanza el 5%.
Además, según sus datos, el ferrocarril emite 5 veces menos CO2 que la carretera, por lo que se están destinando más del 50% de las inversiones previstas a este modo. El ministro habla de la “Movilidad Sostenible” y de la necesidad de “renovar flotas e implantación de nuevas tecnologías de ahorro energético”.
Una actitud encomiable, pero ni un euro para echar una mano a la hora de adquirir vehículos menos contaminantes. Parece que con las inversiones realizadas en autovías y autopistas nos sobra, no tiene sentido construir más. Ahora prima la intermodalidad, pero para otros modos.