El presupuesto para esta nueva convocatoria ha aumentado hasta los 25 millones de euros, gracias al aumento de los fondos europeos asignados a este tipo de ayudas.
Las empresas interesadas podrán recibir la ayuda si durante 2023 su tráfico registrado es igual o mayor a la media de los tráficos realizados durante el mismo periodo en los dos años anteriores. Además, debe tener una ocupación o eficiencia de más del 20%, entre otros requisitos.
Como excepción, las empresas ferroviarias pueden utilizar un mecanismo de cálculo del ecoincentivo que discrimine los meses de funcionamiento ordinario de aquellos en el que se hayan registrado anomalías por causas externas.
Se subvenciona cualquier tipo de tráfico, a excepción del carbón. Cuanto mayor sea la reducción de costes externos (los costes externos contemplados son la contaminación atmosférica, el ruido, los accidentes y la congestión), mayor será la ayuda a percibir, por lo que se dará mayor ayuda a la tracción eléctrica que al diésel y se primará una mayor ocupación de los vagones.
Ejemplo de ruta que puede ser subvencionada
Si un operador utiliza locomotoras eléctricas en todos sus movimientos, registra una ocupación mayor o igual al 40% e incrementa su actividad, al menos, un 8%, podrá optar a un ecoincentivo máximo de 0,78 céntimos de euro por tonelada-kilómetro neta transportada.
Si opera con tracción diésel (locomotoras de la serie 335/Euro 4000) y cumple el resto de los supuestos de eficiencia y crecimiento, la subvención máxima a la que puede optar se reduce a 0,46 céntimos de euro por tonelada-kilómetro neta transportada.
En cambio, si el aumento de los tráficos es menor al 8%, la ayuda máxima se minorará en función de la tasa de crecimiento. Es decir, el ecoincentivo se ajusta mediante una proporción lineal entre el mínimo, que es el 50% del máximo, y el máximo fijado. En cualquier caso, la cuantía anual de la subvención deberá ser inferior al 30% del coste total del transporte ferroviario.