Tras haber consultado a empresas de un total de 23 sectores, el informe publicado por la patronal británica abarca los principales retos en el ámbito reglamentario que puede suponer la salida del Reino Unido de la Unión Europea, así como un análisis sectorial que destaca las normas europeas consideradas más significantes en cada industria.
Por tipos de transporte, el estudio distingue entre carretera, ferroviario y marítimo.
Transporte por carretera
- Equivalencia: las empresas buscan equivalencia entre las normas del Reino Unido y de la Unión Europea sobre el transporte para proteger los beneficios de la licencia comunitaria, básico para mantener los costes bajos para los transportistas británicos y conservar la competitividad del sector.
Transporte ferroviario
- Convergencia: armonizar las normas británicas con las especificaciones técnicas de la Unión Europea relativas a la interoperabilidad de la industria ferroviaria.
- Equivalencia: garantizar el acceso mutuo al mercado, de forma que tanto las compañías ferroviarias del Reino Unido como las de la Unión Europea puedan proporcionar sus servicios, requiere la equivalencia con muchas normas europeas relativas a los ferrocarriles. Además, negociar la equivalencia normativa sobre la formación de maquinistas permitirá el reconocimiento mutuo de las cualificaciones y el acceso a un grupo más amplio de profesionales.
Transporte marítimo
- Convervencia: negociar la convergencia con las normas de la Unión Europea que actualmente regulan el cabotaje permitiría a los buques británicos prestar servicios marítimos, incluidos los servicios nacionales de transbordadores y el transporte marítimo de corta distancia, dentro de cualquier Estado miembro sin discriminación.
- Equivalencia: un acuerdo en el reconocimiento mutuo de los certificados de profesiones marítimas es elemental para proteger la movilidad de los empleados.
- Divergencia: la divergencia respecto a unas regulaciones europeas que no reflejan cómo operan los puertos del Reino Unido podría beneficiar a la industria. Sin embargo, esta divergencia supondría un coste si el Reino Unido ya no pudiera beneficiarse del cabotaje.