
Las principales asociaciones de la industria, comercio al por mayor, comercio exterior, logística y la industria del automóvil ha acogido con satisfacción la entrada en vigor de los megacamiones en Alemania, ya que consideran que aporta muchas ventajas al transporte de mercancías por carretera: menos emisiones de CO2 a la atmósfera, menos consumo de combustible y menos camiones en las carreteras (dos megacamiones pueden transportar lo mismo que tres camiones convencionales).
La noticia ha sido confirmada por el ministro de Transporte alemán, Alexander Dobrindt, tras conocerse los resultados del informe que ha hecho el Instituto Federal de Investigación de Autopistas (BASt), donde se puso en evidencia que los megacamiones no son más inseguros que los tradicionales.
Los que se oponen a esta medida (miembros del Gobierno de coalición) temen un trasvase de las mercancías del tren a la carretera, al autorizar los megacamiones (en Alemania el reparto de modos está más equilibrado que en España, aunque también predomina la carretera). Otros están en contra porque dicen que va en contra de la normativa europea, que aún no los admite de forma general. Los hay que opinan que la proliferación de megacamiones necesitará cambios en autopistas (sobre todo, de acceso y salida) y que pueden provocar congestiones en ciudades y zonas urbanas. Aunque los megacamiones no están autorizados a circular por zonas pobladas, los cierres de autopistas y desvíos podría obligarles a usar vías alternativas.
La portavoz del Partido Socialdemócrata, Kirsten Lühmann, cree que los megacamiones representan una opción más económica y flexible que el transporte por ferrocarril. Los operadores ferroviarios necesitan una carga completa, mientras que los megacamiones pueden cargar menor cantidad de mercancías y de baja densidad, lo que facilita su flexibilidad.
En la actualidad, ya hay registradas 60 empresas con un total de 161 megacamiones. Entre los detractores de la medida, se encuentran asociaciones de conductores e incluso la Policía, que temen que los vehículos de la carretera vayan directamente al carril izquierdo para evitar los camiones extralargos. Además, alegan que no hay suficientes lugares de aparcamiento ni posibilidades de parar en cualquier lugar.