Este organismo europeo ha determinado que el techo de la energía total utilizada en el transporte a base de biocombustibles extraídos de materias primas alimentarias se sitúa en el 7% (se encuentra por encima de la propuesta original del 5% formulada por la Comisión Europea).
Existe un segundo objetivo para biocombustibles de segunda generación: un 0,5%, dentro del objetivo del 10% de energías renovables en el cómputo total de energía consumida en el transporte en 2020 como valor de referencia, ya que los Estados podrán establecer objetivos inferiores si disponen de razones que lo justifiquen.
El Consejo de la Unión Europea tiene intención de priorizar la opción de la inversión, rebajando las expectativas del Parlamento y de la Comisión. De momento, serán los biocombustibles de primera generación los que dominen en el mercado. Queda que el Consejo de la UE formalice este acuerdo en una llamada "posición común", lo que se podría producir en un breve límite de tiempo.