
La morosidad puede provocar a corto y medio plazo problemas de flujo de caja y pérdida de ingresos, lo que tiene consecuencias más amplias para la economía ya que impide que las empresas inviertan y crezcan.
El poco crecimiento y la incapacidad de contratar a nuevos empleados son impactos de la morosidad que inciden directamente sobre el PIB y el empleo nacionales.
Cuando los problemas de flujo de caja se alargan en el tiempo pueden dificultar la liquidez de las empresas que intentan cumplir con sus obligaciones contractuales con los proveedores o el personal y, en casos extremos, puede derivar en despidos.
Recomendaciones de la UE contra la morosidad
Como la cuestión del flujo de caja no es únicamente una causa de morosidad, sino que también es su resultado, el presidente de la PMcM, Antoni Cañete, insiste en poner en marcha las recomendaciones de la Comisión para obtener un flujo de caja más saludable.
Para la institución europea, esto se conseguiría a través de una correcta gestión de las facturas y del crédito, porque proporcionaría un mayor nivel de estabilidad a las empresas.
Otra de las recomendaciones de la Comisión Europea para reducir la morosidad en los países miembro es instaurar un régimen sancionador, que en España se pondrá en marcha este año y prevé multas de hasta más de 800.000 euros.