
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) representa el 42% de la producción mundial de crudo y tiene una amplia repercusión en las medidas que adopta. Sólo con la decisión tomada hace unos días, ha hecho que suba el precio del barril de crudo Brent y, en consecuencia, de los carburantes. Analistas mundiales creen que con esta decisión se llegue pronto a los 60 dólares el barril.
La OPEP ha pedido colaboración a otras potencias petroleras, no pertenecientes al cártel, para enfatizar los efectos del recorte y distorsionar el mercado. Rusia y Omán han sido los primeros productores en sumarse a la iniciativa, por lo que sumarían el 55% de la oferta mundial de petróleo.
España es uno de los países afectados por esta medida, al no tener prácticamente yacimientos y depender de la importación en un 99,6% de lo que consume anualmente. Según el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, sólo la gasolina y el gasóleo de automoción subirán un 5% a corto plazo. Además, se espera un aumento del IPC (Indice de Precios al Consumo), lo que se traducirá en una pérdida de competitividad de la economía, al encarecer la producción y lastrar el consumo de los hogares, al crecer por encima de los salarios.
Además, la subida del precio del petróleo perjudicará la balanza comercial del país, encareciendo las importaciones. Según el Ministerio de Energía, España ha gastado entre enero y septiembre, más de 21.000 millones de euros en la compra de hidrocarburos a países como México, Rusia o Arabia Saudí.
El acuerdo de la OPEP tendrá una duraciónd de seis meses, prorrogables por otros seis. En ese periodo, la demanda mundial de crudo debería aumentar y tensionar por sí sola el precio del barril, por lo que la OPEP y sus socios podrían aumentar la producción de crudo y evitar la pérdida de cuota de mercado que el recorte puede provocar respecto a otros productores mundiales.