Para ello, va a destinar un total de 7.500 millones de euros, que se destinarán a la construcción y potenciación de terminales, infraestructuras lineales, líneas estrechas y conexión con puertos. De esta cantidad, el 40% corresponde a la iniciativa privada y el resto, a la dotación pública.
La idea es transformar el modelo actual de Renfe Mercancías en varias empresas mercantiles especializadas en los diferentes mercados, así como desarrollar planes específicos de actuación para sectores económicos concretos, comenzando por el del automóvil y el de la industria química. De este modo, se pretende pasar de una cuota actual del transporte ferroviario de mercancías del 4% al 8 ó 10% en 2020.
Este proyecto se incluye dentro del plan estratégico para el impulso del transporte ferroviario de mercancías en España, cuyo desarrollo se basa en convenios específicos entre la Administración General del Estado y cada comunidad autónoma, con el fin de hacer los estudios necesarios para evaluar, en cada una de las instalaciones propuestas, su viabilidad logística y económica.
Según se recoge en el estudio presentado a los medios de comunicación, las actuaciones previstas en el plan pueden dar lugar a una reducción potencial de los costes unitarios de explotación, que para la Administración "es un elemento clave para aumentar la competitividad del transporte ferroviario de mercancías, en una banda del 25 al 50% sobre la situación actual".
Las actuaciones más relevantes para mejorar las infraestructuras lineales de la Red Básica de Mercancías son cinco: adaptar las infraestructuras de línea y las terminales para la circulación y explotación eficiente de trenes de 750 metros de longitud, electrificar las líneas existentes y nuevas a 25 kilovoltios, mejorar las instalaciones de seguridad y comunicaciones, adaptar los gálibos a medida que se renuevan las líneas y eliminar los cuellos de botella.
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