
"El HVO ofrece a nuestros clientes la oportunidad de reducir las emisiones de CO2 relacionadas con sus flotas, hasta en un 90%, y sin tener que reconvertir o sustituir los vehículos", afirma Sven Mehringer, director general de Servicios de Energía y Vehículos de DKV Mobility. "Eso convierte a este combustible reducido en CO2 en una herramienta eficaz para que nuestros clientes mejoren su huella de carbono".
Los aceites vegetales hidrogenados (HVO) son aceites vegetales convertidos en hidrocarburos por reacción catalítica con hidrógeno. Se producen a partir de aceites vegetales (incluidos los de colza o palma), sus derivados y materiales de desecho, o incluso aceites de cocina usados (vegetales y animales). Dado que las materias primas del HVO pueden recuperarse fácilmente, el combustible entra dentro de los diéseles renovables, que podrían desempeñar un papel importante en el cumplimiento de los objetivos climáticos.
La combustión de HVO produce menos emisiones de gases de efecto invernadero, como dióxido de carbono (CO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas.
Qué es el HVO
El grado exacto de reducción de emisiones depende de la fuente de materia prima, el método de producción y la mezcla específica del combustible HVO. El HVO puede utilizarse en combustibles diésel como aditivo (por ejemplo, HVO20 o HVO30) o como combustible puro (HVO100). Es una solución ideal para las flotas de vehículos existentes, puesto que cumple con la norma DIN 590 para combustibles diésel (a excepción de la densidad) y no requiere modificaciones en el motor ni en el sistema de distribución de la mayoría de los vehículos.
Por lo tanto, el HVO100 y otros combustibles parafínicos puros que cumplen la norma DIN EN 15940 pueden utilizarse sin problemas en la mayoría de los motores diésel nuevos. En principio, el HVO puede utilizarse tanto en camiones como en furgonetas y turismos. El requisito previo, sin embargo, es la homologación HVO por parte del fabricante del vehículo.