Para evitar la liberación de estas partículas se han establecido a través de la norma técnica europea CEN/TR15719 una serie de medidas. SIGNUS, en colaboración con el Instituto de Biomecánica de Valencia (IBV) puso en marcha hace casi dos años un proyecto para conocer la efectividad de estas medidas en un campo de fútbol federado en el municipio de Ribeira (A Coruña) por estar expuesto a una climatología de lluvia intensa.
Las medidas de contención son bastante sencillas y consisten en la instalación de filtros en el sistema de recogida de agua de lluvia y agua de riego del campo, una barrera a lo largo de todo el perímetro del campo, así como un sistema de limpieza de botas a la entrada-salida del terreno de juego y, finalmente, la colocación de contenedores en los vestuarios para concienciar a los jugadores de la importancia de recoger las partículas que puedan depositarse en sus botas y ropa.
Microplásticos provenientes de los neumáticos
La principal conclusión que se desprende de los resultados obtenidos es que, con la implementación de las medidas de contención recogidas en la norma europea CEN/TR 17519, se garantiza que la liberación de granulado de caucho estaría por debajo del límite máximo de dispersión de microplásticos indicado en el informe de la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), que establece un límite de siete g/m2/campo equivalente a 35 – 50 kilos de granulado al año por campo (en función de su superficie).
Los resultados del estudio indican que, en condiciones de juego sin lluvia, existiría una pérdida por las botas y la ropa de los jugadores de unos seis kilos de granulado al año por campo, es decir, un 86% por debajo del límite establecido. En el escenario más desfavorable, es decir, lluvia los 365 días del año, la dispersión sería de 23 kilos de granulado al año por campo, un 43% por debajo del límite establecido por el organismo europeo.
Cabe destacar que la implementación de medidas de contención evitaría también la liberación de aquellos microplásticos que se generan de forma no intencionada debido al uso del campo, como las partículas procedentes de la fibra de césped artificial, la cual se estima una liberación de aproximadamente nueve kilos al año por campo.
Estos resultados ponen de manifiesto que la decisión de prohibir el uso de una de las dos fuentes de microplásticos identificadas en esta aplicación sería ineficaz e insuficiente. Sin embargo, las medidas de contención en todos los campos de césped artificial garantizarían una gran eficacia contra la liberación de todos los microplásticos empleados en este uso, tanto de forma intencionada como no intencionada.