La producción de carbón va camino de desaparecer en España y, con ella, unos mil empleos de transporte. Como ocurre en otros sectores, cuando una actividad productiva desaparece, se lleva también toda la actividad económica que genera (ocurre con las fábricas de automóviles, la producción alimentaria, industrial, etc.). Y aquí no es una excepción. Las cuencas mineras de Asturias, León, Palencia o Teruel se encuentran en vías de extinción.
Y todo porque la Unión Europea decidió, hace tiempo, cortar las ayudas públicas a la minería. No sólo eso: las eléctricas también han decidido cerrar las centrales térmicas que se abastecen de carbón (tanto del nacional como de importación), porque han de cumplir con las limitaciones que impone Bruselas de reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera. Cierto es que hay muchas formas de hacerlo, pero empresas como Endesa o edp (antes Hidroeléctrica del Cantábrico) han decidido que la más rápida es cerrar.
José Antonio Casillas es ingeniero técnico de Minas y empresario de transporte. Tiene una empresa que se dedica al transporte de carbón, por lo que es consciente de que su futuro está en el aire. En primer lugar, quiere dejar clara una cosa: el proceso de la descarbonización no es terminar con el carbón, sino con el dióxido de carbono que se emite a la atmósfera. Es decir, la Unión Europea ha propuesto una serie de límites que hay que cumplir para contaminar menos. Pero son las eléctricas las que han tomado la decisión de cerrar las centrales térmicas, a lo que el Gobierno español no ha puesto ninguna objeción.
Reacciones
Para José Antonio, esta medida es una aberración. No sé ni cómo se puede decir eso. El 20% de las centrales que tenemos en España son de ciclo combinado, un 18-20% de carbón y un 15% de energía nuclear. Si sumamos todo eso, tenemos un 55% de energía producida. Nos queda un 45% para el resto de energías renovables. Ese 45% no da suficiente energía para abastecer el 100% de la demanda. Además, si no hay sol, no hay energía solar, si no hay viento, no hay energía eólica y si no hay agua, no hay energía hidráulica. Es decir: las renovables dependen de un tercer factor.
Según cuenta este ingeniero de Minas, el año pasado en España hubo sequía, no hubo viento y se necesitaba electricidad a toda costa: pues arrancaron todos los grupos térmicos de las centrales. Yo no hablo de descarbonización, pero sí de que hay que contaminar menos. Hay que tender hacia ello, pero investiguemos. El poder calorífico del carbón o del petróleo (cualquier fuente de energía que queme) hay que estudiarlo afirma.
En este sentido, la descarbonización planteada por el Gobierno central tendría efectos directos en la economía de muchas regiones. Por ejemplo, en Asturias, los movimientos de carbón para las térmicas suponen, para el puerto gijonés de El Musel, el 41% de su facturación total. Y para los transportistas, el cierre de las centrales térmicas significaría que bajarían las ventas globales en unos ocho millones de euros.
Tal y como explica Casillas, Sólo en Asturias, en los años 80 había entre 23.000 y 25.000 mineros. Ahora quedan unos 1.500 (1.000 en Hunosa y 500 en otras empresas). En enero de 2019 van a quedar unos 900. Pasamos de producir, de hace 10-15 años, ocho o 10 millones de toneladas de carbón, a un millón escaso en la actualidad. Es más; ahora que no se produce carbón nacional (autóctono), el puerto del Musel tiene la entrada de graneles más importante de España. El año pasado entraron del orden de casi 15 millones de toneladas. Si cierran las térmicas, ese volumen de transporte desaparecerá.
Por qué se cierra
La pregunta que flota entre los afectados es ¿qué está pasando para que las empresas hayan decidido cerrar las centrales térmicas, sabiendo que son la forma de vida de miles de empleos en toda la zona? José Antonio asegura que lo que nosotros pensamos, como sector minero, es que esto es un pulso entre las eléctricas y el Gobierno: las eléctricas quieren el Estado pague las inversiones que hay que hacer para contaminar menos, y hay una lucha entre ellos. Hay que tener en cuenta que es un sector que nunca gustó a nadie (por problemático, conflictivo que, además, da pérdidas). Pero ¿cuántas empresas hay aquí que les estamos dando dinero durante muchos años, y nadie dice nada?.
Como técnico, José Antonio asegura que cualquier proceso contamina: el coche eléctrico, el híbrido o el que sea, sólo al arrancar, un motor de combustión va a contaminar. Pero ya mucho menos. Entonces, se demoniza al de siempre. Pero hay que llamar al sentido común: no podemos prescindir de las centrales térmicas.
Luego está la posición de las empresas eléctricas, que son herméticas. La térmica de Anllares (en León y propiedad de Naturgy y Endesa) tiene firmadas las horas de producción y el carbón acumulado para quemar. Cuando le dejan quemar, quema, y cuando acaben las horas, es la que cierra. Estos últimos días se hablaba de que había un plan para que Anllares continuara activa unos años más, pero no hay nada confirmado. Y en Compostilla (también en la provincia de León), que también lleva carbón de El Musel, la dirección avisó a la gente para cerrar.
El transporte, afectado
Las asociaciones de transporte de mercancías por carretera de Aragón, Asturias, Castilla y León y Galicia integradas en la CETM están muy preocupadas ante la posición favorable del Gobierno central a la descarbonización del sector energético y la supresión de las plantas térmicas en España.
Para estas organizaciones, que representan a unos 1.000 vehículos que trabajan a diario en el sector del carbón y las térmicas, suprimir las centrales en España generaría, además, graves consecuencias indirectas para el sector del transporte en estas comunidades autónomas, con escasas salidas de trabajo y ya desindustrializadas.
Por eso, las cuatro asociaciones profesionales exigen al Gobierno que, antes de tomar medidas que impliquen el cierre de centrales térmicas, valoren todas las consecuencias para todos los sectores afectados, que se tengan en cuenta los puestos de trabajo (directos e indirectos) que se perderían y el daño social y económico que provocaría en estas regiones.
Las organizaciones empresariales (Fegatramer, Fetracal, Asetra Asturias y FET Aragón) reclaman al Gobierno que, si decide continuar con esa medida, tenga previstas fórmulas para posibilitar la reconversión de estos vehículos, con unas características muy específicas que hace muy difícil que se reinserten en otros sectores.
La opinión del transporte
Ovidio de la Roza, Asetra Asturias
El presidente de Asetra Asutrias, Ovidio de la Roza, ha afirmado que su asociación va a pedir que se les trate, a la hora de las ayudas o recolocaciones, del mismo modo que el sector de la minería. Hemos dicho que esto no se puede tratar un como un proceso express. No sólo lo decimos nosotros, sino los responsables de las térmicas y el empresariado en general. Son procesos con un calendario ajustado en el tiempo para permitir que los transportistas que se dedican al carbón se puedan recolocar y hacer otro tipo de inversiones, pero eso no se puede hacer de la noche a la mañana, como está ocurriendo aquí y como está trabajando este Gobierno con todo el tema relacionado con la energía, el diésel, el carbón o la descarbonización.
César Soriano, Federación Empresarial de Transporte de Aragón
El presidente de la Federación Empresarial de Transporte de Aragón, César Soriano, y que representa el transporte de la región, ha señalado que los cuatro presidentes de las federaciones regionales (Galicia, Asturias, Castilla y León y Aragón) nos hemos puesto de acuerdo para protestar por esta decisión, que pretende abandonar la minería española. Sólo en Teruel se produjeron el año pasado 1.850.000 toneladas de carbón, lo que supone un impacto económico muy importante para la provincia. Nuestro canal de comunicación con la Administración es escaso; nos vemos muy esporádicamente, pero intentaremos ponernos en contacto con todo el mundo, aunque ya sabemos que la ministra de Transición Ecológica ya ha dado por sentado que eso se va a realizar así.
Óscar Baños, Aempatra (Palencia)
El presidente de la asociación de transporte de Palencia, Óscar Baños, es el miembro de Fetracal (la organización de transporte de Castilla y León) que más conocimiento tiene del problema del carbón en esta comunidad autónoma, ya que ésta cuenta con centrales térmicas en León y Palencia.
Según sus palabras, si cierra la central térmica de Guardo (en Palencia) supondrá dar la puntilla en toda la zona. Una instalación así no sólo genera transporte de carbón: también de cenizas procedentes de la combustión, entrada de carbonato para los filtros de la planta de sulfuración, etc. Y no sólo da trabajo para nuestra zona: también abastece a una parte de los transportistas de Cantabria, que suben carbón a la central y lo traen de los puertos de Asturias y de Santander. Para hacerse una idea, nuestra central, a pleno rendimiento, consumía entre 3.500 y 3.800 toneladas de carbón diarias. Son volúmenes muy importantes que dejarán de hacerse en breve y que no tienen sustitución.
Manuel Bouza, Colectivo de Transportistas del Carbón de Galicia
El Colectivo de Transportistas de Carbón de Galicia está preocupado por lo que decida Endesa sobre el futuro de la central térmica de As Pontes, en La Coruña. Aunque no está en los planes de cierre, no están tranquilos en la zona. A mí me parece muy bien que, si no se reparan las centrales, que tengan que cerrar, pero si no se reparan, no sé de dónde vamos a sacar la energía eléctrica. Además, si todo el parque automovilístico español, incluido camiones, va a ir movido por electricidad, a mí no me salen las cuentas, ni para ahora ni para dentro de 20 años. Aparte que hay otra cosa: yo no sé si los políticos han mirado o comprobado que todo el parque automovilístico pueda moverse con electricidad. No estamos hablando de un consumo de energía de 20 o 40 camiones o del 20%, ahora mismo, los coches eléctricos tienen una potencia de 50 CV, pero los camiones necesitan 500 o 600 CV de potencia. Y el consumo tiene que ser algo fuera de lo corriente, ¿no?
Revista Transporte Profesional