
Las empresas de transporte de mercancías (en especial, las riojanas) están sufriendo las consecuencias de una decisión política que le afecta forma directa: la prohibición de que circulen camiones por la carretera N-232 (que vertebra la región de este a oeste) y los obliga a utilizar la AP-68, que discurre paralela, pero que es autopista de peaje. Para compensar los gastos que esto ocasiona, los transportistas tienen una bonificación del 80%.
Sin embargo, el descuento no es suficiente: asociaciones de transporte como CETM La Rioja llevan, desde antes de que entrara en vigor, mostrando su rechazo al aumento de kilómetros que tienen que hacer sus camiones, en ocasiones hasta un 60% más, para evitar que los vehículos transiten por la carretera N-232 en distancias prácticamente insignificantes.
Según la asociación provincial, los principales problemas de esta restricción se encuentran en La Rioja Baja. Un vehículo afectado por esta normativa (de cuatro o más ejes), para desplazarse desde Aldeanueva hasta Alfaro ha de retroceder hasta Calahorra para acceder a la AP-68 y llegar a su destino por la vía de peaje. Lo que, por la N-232 supone un recorrido de escasos 14 kilómetros y una duración de 16 minutos, ahora se convierte en un trayecto de 51 kilómetros y 45 minutos, para evitar transitar menos de un kilómetro por la N-232.
Otro ejemplo: acceder a poblaciones como El Villar de Arnedo o Pradejón desde Logroño supone que, en vez de abandonar la AP-68 en Agoncillo y transitar hasta esos municipios por los 22,6 kilómetros que separan el peaje de estas poblaciones, los transportistas se ven obligados a desplazarse hasta Calahorra por la AP-68 sin regresar por la N-232 hasta cualquiera de estas localidades riojabajeñas, aumentando sus recorridos en 25,4 kilómetros y 21 minutos, con el único objetivo de reducir el tránsito por la N-232 en nueve kilómetros.
De igual manera, acceder a otras localidades como Arnedo, Quel, Autol o Rincón de Soto tiene consecuencias similares.

Sólo inconvenientes
CETM La Rioja lamenta estas situaciones que lastran a las empresas de transporte y, por extensión, a todo tipo de industria en mayor o menor medida. El objetivo de esta restricción (garantizar la seguridad vial) no parece que se vaya a cumplir, ya que, al ser la única vía vertebradora de La Rioja, ha de ser utilizada de forma obligatoria por estos vehículos pesados para acceder a los puntos de carga o descarga de las mercancías que transportan.
El incremento de kilómetros conlleva otros aspectos negativos, como un exceso de contaminación: se calcula que un vehículo pesado emite casi dos kilogramos de CO2 por cada kilómetro recorrido. También se incrementan los costes del transporte, valorados en algo más de un euro por cada kilómetro recorrido y supone notables aumentos de tiempos de conducción para unos profesionales al volante que pueden conducir entre nueve y 10 horas por jornada.
Para evitar esos aspectos negativos, hay transportistas que deciden transitar por carreteras secundarias, aumentando la peligrosidad de estas vías de forma exponencial, ya que no reúnen tantas medidas de seguridad como la N-232. Para CETM La Rioja, el aumento de kilómetros al que se ve obligado a hacer el transportista pone en entredicho el objetivo de esta norma, que es la de reducir la siniestralidad vial.
Paradójicamente, la misma resolución que obliga a los transportistas que realizan su trabajo en nuestra comunidad a hacer esos rodeos, permite a los vehículos cargados con mercancías peligrosas abandonar la AP-68 por la salida más cercana a su destino en el sentido de la marcha, algo lógico a todas luces y que, trasladado al sector del transporte de carga general, solucionaría los numerosos problemas a los que se enfrentan hoy en día los camiones de cuatro o más ejes afectados por esta restricción afirman desde la asociación provincial.
Daños colaterales
El colectivo alerta que estos incrementos de costes en el transporte tienen una respuesta muy negativa en el resto de sectores económicos en la región, que pierde competitividad y eficacia respecto a otras comunidades autónomas limítrofes dotadas de mejores infraestructuras viarias. Ese es el caso del Hotel Zenit, ubicado en plena carretera N-232 (más otro, situado a la entrada de la ciudad de Logroño), cuyo director, Eduardo Losada, explica que desde que entró en vigor la restricción a camiones, la facturación global de la compañía ha bajado entre un 30% y un 40%, sobre todo, en lo que respecta a la restauración: el hotel también ha bajado, pero lo ha hecho mucho más la parte de cafetería y restaurante.
Ese descenso en la facturación lo achaca a las restricciones al transporte: los clientes que viajan en turismos siguen parando. Lo que pasa es que, cuando entró en vigor la norma (el 1 de diciembre de 2017), ese día se notó poco, pero al día siguiente se empezó a notar más. Igual que el efecto llamada hace que la gente venga más, el efecto sanción hace que la gente venga menos.
Para intentar paliar el problema, una serie de empresas afectadas por las restricciones (talleres, gasolineras, restaurantes, etc.) se unió en una plataforma para tomar acciones conjuntas e intentar llegar a soluciones. Se reunieron con el consejero de Fomento del Gobierno de La Rioja, Carlos Cuevas, incluso con el presidente regional, José Ignacio Ceniceros, y con todos los grupos parlamentarios con representación en el parlamento riojano (PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos).
Para Losada, la medida se convierte en sensacionalista desde el momento que se produce una serie de desagradables accidentes en la carretera nacional; eso dispara las alarmas, se hacen una serie de manifestaciones hacia el consejero de Fomento, que no aguanta la presión y lleva la medida a cabo. El director del hotel asegura que esta es una medida de la que se había hablado hace muchos años (10-12 años), lo que pasa es que los últimos accidentes en carretera precipitaron la decisión.
Según Eduardo Losada, a nosotros nos parece bien que se desvíe parte del tráfico pesado a la autopista, para reducir la siniestralidad. Lo que estamos en contra es que de la obligatoriedad del copago y de la barbaridad de restricción y de acoso y derribo que tienen hacia la gente, porque la autopista no está preparada: de hecho, a los cuatro meses de entrar en vigor la medida, han tenido que reparar la autopista entera.
Sin servicios
Teniendo en cuenta las características de una carretera nacional y una autopista de peaje, no hay comparación sobre lo que ofrece una y otra. En opinión del responsable de la cadena hotelera, la autopista no está pensada para el transporte pesado: no tiene duchas, no tiene variación, los precios son abusivos, no hay sitio para que aparquen los camiones
Y, desde luego, no hay ninguna oferta. Es un monopolio. Lo que hacen siempre es barrer para su casa.
En el caso de Zenit, se trata de una cadena con 25 hoteles que no está dispuesta a perder en ninguno de ellos porque, como asegura su responsable, si no, no tendría 25. Nosotros estamos aguantando porque somos una cadena grande. El resto lo tiene mucho más complicado. Además, son negocios de tipo familiar, donde los márgenes son muy reducidos, con lo cual, es imprescindible el volumen para mantenerse. De lo contrario se convierten en negocios-patera donde el dueño no tiene más remedio que ir allí a sacarse un sueldo. Si lo tiene pagado, podrá subsistir mejor, pero si no lo tiene pagado, lo pasará mal.
Otros ejemplos
El efecto-llamada también se da en este caso. Otras comunidades cercanas (Navarra, Castilla y León) también han dado movimientos en este sentido: en la AP-I lo han intentado hacer, y no han podido. En la AP-15 (Pamplona), tampoco. Al menos, de momento, no lo han hecho. Y aquí hay un agravio comparativo, que es que estamos trasladando toda la riqueza de La Rioja a las comunidades limítrofes, como es Navarra y como es Soria. Hay que tener en cuenta que, cuando se corta una vía de comunicación, se está cortando la mitad de la riqueza de esa zona y, sobre todo, su potencialidad.
El antes y el después de la restricción
Una plataforma para defender sus derechos
Eduardo Losada es el presidente de la plataforma que defiende los negocios afectados por la prohibición en la N-232.
Los centenares de empresas y pequeños negocios de la N-232, que representan a casi 2.000 empleados, han mantenido reuniones en la sede de la Federación Empresarial Riojana (FER), para ofrecer soluciones al problema de las restricciones que Fomento y el Gobierno de La Rioja impusieron hace año y medio al transporte de mercancías por carretera.
Según Eduardo Losada, sólo en la plataforma que hemos creado, y de la cual soy el presidente, hay 23 inscritos, entre restaurantes, hoteles, gasolineras y talleres. Realmente, puede haber unos 50 negocios afectados (algunos de ellos más pequeños) por el desvío de la N-232. Sabemos que varias empresas han tenido que despedir a unos 70 empleados. Hicimos un cálculo de las pérdidas que se podían producir y puede oscilar entre seis y ocho millones de euros anuales. Lo peor es que esto puede ir in crescendo.
Revista Transporte Profesional