La expresión "salvapatrias" se ha venido utilizando en el ámbito político para referirse a aquél que, por intereses personales y partidistas, se erige como protector y defensor de un país que considera está amenazado, para lo que trata de imponer un nuevo orden social sin renunciar a la violencia, a la mentira o a la supresión de los derechos de los ciudadanos a los que dice defender.
Esta expresión se podría hacer extensiva a otros ámbitos diferentes de la política, por ejemplo, al sector del transporte de mercancías por carretera.
Para no hacerle más publicidad gratuita, aunque el lector sabrá, sin duda alguna, a quién me refiero, como consecuencia de las enormes dificultades de todo tipo que atraviesa el transporte en estos momentos, surge un salvapatrias que, como único mérito conocido es que posee el Certificado de Aptitud Profesional (CAP) como conductor, pero ni tiene empresa de transportes ni tiene el título de Competencia Profesional.
Bien, pues este individuo, aprovechando, como decía antes, como caldo de cultivo las dificultades que atraviesa el transporte y, en especial, la enorme subida experimentado en los precios del carburante y valiéndose de la difusión en redes sociales de mensajes populistas, se erige como protector y defensor de los pequeños transportistas aunque, como antes he dicho, él no lo es, a los que considera amenazados por la imposibilidad de éstos de trasladar a los precios del transporte los incrementos de costes sufridos, tratando de imponer una normativa, a todas luces ilegal, sin renunciar al sistema de “piquetes”, a la mentira, porque dice representar a quien no representa, y promoviendo la supresión de derechos de aquellos transportistas que dice defender y que no se adhieren a las movilizaciones de la organización que preside.
Los planes de la Plataforma de Defensa del Transporte
Luego, cuando el Gobierno le dio algo de calor, recibiéndole, se irrogó los éxitos de los acuerdos alcanzados por el Comité Nacional del Transporte por Carretera, organismo que sí representa a los transportistas de manera acreditada y al que se permite el lujo de insultar tratando de desprestigiarlo ante sus seguidores.
O es un ignorante o cree que los ignorantes son los pocos transportistas que le siguen, y ahora, viendo que lo logrado y puesto negro sobre blanco en el Boletín Oficial del Estado no sirve a sus intereses, vuelve a azuzar el avispero y amenaza con un nuevo paro indefinido si no se modifica la Ley, estableciendo como precios mínimos los que aparecen en el Observatorio de Costes del Transporte de Mercancías por Carretera que publica periódicamente el Ministerio de Transportes.
Ya en 2008, el Ministerio de Fomento, a instancias del Comité Nacional del Transporte por Carretea, solicitó un informe de la entonces Comisión Nacional de la Competencia sobre la fijación de tarifas mínimas en el transporte de mercancías por carretera y su incidencia en materia de competencia, según la normativa nacional y comunitaria, concluyendo dicho informe, avalado por distintas sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que cualquier medida estatal, como la aceptación por la autoridad pública de un acuerdo de tarifas mínimas emanado de una asociación empresarial, constituiría una infracción a los artículos 10 y 81 del Tratado Constitutivo de la Unión Europea y resultaría incompatible con aquél.
Lo máximo que legalmente se ha podido conseguir, a propuesta del Comité Nacional del Transporte por Carretera, ha sido que el precio convenido del transporte debe cubrir el total de los costes efectivos individuales incurridos o asumidos por el transportista para su prestación, costes que deberán ser acreditados en cualquier reclamación, no siendo admisibles las denuncias que la asociación que preside este señor está presentando basándose en el Observatorio de Costes.
Si todo esto no lo sabe, es un ignorante y, si lo sabe, actúa de mala fe con la intención de engañar a los pequeños transportistas que han confiado en él, conduciéndoles a un callejón sin salida, con la única finalidad de seguir manteniendo su chiringuito particular.