Después de Grecia (110.000 millones de euros), le ha llegado el turno a Irlanda, que acaba de acordar con la Comisión Europea un rescate por importe de aproximadamente 85.000 millones de euros.
Esto obligará a poner en marcha un programa de reformas y ajustes encaminados a recortar el gasto público y a activar medidas de ahorro que, bajo el estricto control de la Unión Europea, deberán servir para situar el déficit público irlandés (desde el 32% actual) por debajo del 3% del PIB en 2014.
Además, el Banco Central Europeo está presionando a Portugal para que acepte ser rescatada, a lo que de momento su Gobierno se opone, con el objetivo de evitar tener que salvar posteriormente a la debilitada España, económicamente muy ligada a Portugal, y salvaguardar la estabilidad financiera europea.