En mi anterior artículo comentaba que la falta de análisis por parte de los empresarios de transporte de los riesgos que amenazan nuestro sector y a nuestras empresas había permitido que empresas sin camiones (también llamados operadores) manejen gran parte de las operaciones vinculadas a la actividad de transporte sin aportar ningún valor y que, en la mayoría de las ocasiones, sólo había supuesto un elemento inflacionista en lo que pretendía ser una aportación en la cadena de valor dentro de la cadena de suministro. La figura del operador está directamente relacionada con la publicación de gran parte de tenders o licitaciones de transporte. A éstas, los transportistas son invitados sólo para bajar los precios a los clientes directos y de la que obtienen una comisión sin aportar valor alguno.
Hace 40 ó 50 años, en España, los jóvenes prestaban el servicio militar obligatorio y allí, los que querían, podían obtener de forma gratuita el carné profesional de camión, salían con una profesión dónde podían desarrollar una carrera profesional. En la actualidad, esa posibilidad no la tienen y si lo quieren obtener les cuesta una cantidad económica de la que muchos no disponen. La media de edad de los conductores en la actualidad está en torno a los 50 años y los jóvenes no encuentran motivación alguna por una profesión muy dura y poco reconocida.
El transporte de mercancías por carretera en la televisión
En 1973 aparecía en Televisión Española una serie llamada “Camioneros”, dirigida por Mario Camus y cuyo protagonista principal era Sancho Gracia. Era una serie en la que un camionero de características muy peculiares recorría el país de aquella época reflejando el día a día de su profesión: pasaba aventuras, desventuras y peripecias de todo tipo, recorría las carreteras que había en España y relacionaba el papel de camionero con el de un aventurero valiente, intrépido que vivía situaciones inesperadas y que se relacionaba con personas de todo tipo.
Nuestro objetivo como empresarios no sería otro que el de tener empresas que basen su política de personal en el respeto, en las que los trabajadores no se quieran marchar y que fueran mejor valorados por la sociedad en general”
En definitiva, aquel personaje transmitía una serie de valores y vivencias demandados por los jóvenes del momento. Hoy, no tenemos claramente identificado lo que motivaría a las personas jóvenes a ser un conductor de un camión, no hemos sabido, desde ningún ámbito ni institución fomentar una profesión clave para la economía real. Quizá una posible solución sería volver a realizar otra serie o un reality.
Para mí, la solución al problema que las empresas de transporte tienen con los conductores estaría en la formación. En la actualidad, los conductores van rotando de empresa en empresa sin que ninguna de las partes obtenga estabilidad, la cualificación y capacitación dejan mucho que desear en una parte importante de los conductores que hay en el mercado (entendiendo por capacidad al conjunto de valores que nos permiten ser contratados por una empresa que necesita nuestros servicios). Esta circunstancia podría cambiar reorientando el enfoque en la política de personal y poniendo el punto de mira en la figura del conductor.
Revista Transporte Profesional