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Hace ya unos meses que se aprobaron los megacamiones. ¿Qué opinión le merece la adopción, en líneas generales, de estos nuevos vehículos?
En general la opinión es positiva. Ya era hora de que se planteara una modificación de masas y dimensiones en nuestro país, que se había quedado al margen de la tendencia de muchos países de nuestro entorno. Las configuraciones euro-modulares eran unas de las mejores opciones de este cambio, ya que estos vehículos ofrecen soluciones a algunas situaciones de transporte concretas.
No es una solución que afecte en la práctica a muchos vehículos, como lo hubiera sido ampliar a 44 toneladas, pero da nuevas posibilidades logísticas al sector.
¿Se ha considerado a ASFARES en todo este proceso o, por el contrario, piensa que no se ha tenido mucho en cuenta su experiencia en este ámbito a la hora de dar su opinión sobre cómo se deben hacer las cosas?
La aprobación del sistema euro-modular ha tenido más componentes políticos que técnicos. Creemos que no sólo no se han tenido en cuenta algunas observaciones importantes que enviamos en el proceso de elaboración, sino que no se han estimado muchas otras opiniones cualificadas.
Muchas son las dudas que despiertan los megacamiones desde el punto de vista técnico, sobre todo en lo que se refiere a la seguridad. ¿Qué se ha hecho bien y qué se ha hecho mal en este sentido?
Nuestra mayor crítica no se encuentra en la seguridad vial, sino en la forma en la que se ha escrito la norma, que plantea dudas e incertidumbres sobre la continuidad de los requisitos y exenciones.
¿Qué hace falta corregir a nivel normativo?
El planteamiento inicial es el origen del problema normativo. Al introducirse los euro-modulares en el anexo IX del Reglamento General de Vehículos, se les da carta de vehículo estándar, pero no se solucionan las incompatibilidades con el propio anexo IX en temas de maniobrabilidad y tracción tal y como se han desarrollado en la instrucción posterior de Dirección General de Tráfico.
Además, al incluirse en el anexo IX, es también de aplicación el anexo I con toda la legislación de automoción, con lo que se vuelve a contradecir, por ejemplo, a la Directiva 96/53/CE o al Reglamento UE 1230/2012 en los temas anteriores. En la práctica se ha dado una consideración de vehículo estándar, con todas las consecuencias, pero se ha tratado en la instrucción como vehículo especial, con limitaciones, requisitos y exenciones que no se corresponden con su inclusión en el anexo IX.
“Nuestra mayor crítica se centra en la forma en la que se ha escrito la norma, que plantea dudas e incertidumbres sobre la continuidad de los requisitos y exenciones”
No son tantas las empresas que se están acogiendo a esta posibilidad de hacer transporte. ¿Por qué cree que se está dando un interés tan bajo en ello, cuando ha habido mucha prisa por aprobar los megacamiones?
Las configuraciones euro-modulares no son económica ni técnicamente idóneas para cualquier transporte. Hay muchos detalles técnicos que definir y muchos números que analizar antes de embarcarse en la inversión de los vehículos. A esto no ayuda la incertidumbre normativa que lo rodea y que le ha dado una sensación de provisionalidad.
Parece ser que la DGT y la Generalitat de Cataluña están hablando para llegar a puntos de entendimiento sobre la necesidad de armonizar criterios para la circulación de estos vehículos. ¿Cómo está el asunto en estos momentos?
La instrucción de DGT intentaba encajar la aprobación de los vehículos euro-modulares con los objetivos políticos que les habían fijado. Estoy seguro de que los técnicos de DGT han tenido que hacer un esfuerzo importante para poder dar coherencia al texto, aunque era una tarea imposible. La Generalitat ha analizado con más calma el tema y ha introducido requisitos adicionales con una justificación técnica destacable.
El camino ideal es que se unifiquen criterios, y nosotros pensamos que en el futuro se va a armonizar los procedimientos de las distintas administraciones.
¿Piensa que habrá novedades en los próximos meses a nivel normativo en este aspecto o “todo está claro” en estos momentos?
Esperamos algún cambio que solucione alguno de los problemas que todos conocemos. Para esto hay un factor a tener en cuenta, que es que el 7 de mayo de 2017 termina el plazo dado por la Directiva UE 2015/719 para su trasposición a la normativa nacional, modificando temas de masas y dimensiones que van a hacer no sólo modificar el anexo IX del RGV, sino muy probablemente parte de su articulado.
En ese momento habría que aprovechar para dar a los vehículos euro-modulares un marco normativo más estable y duradero que el actual de las exenciones, que sólo se sostienen mientras uno se acoge a ese “estudio técnico de evaluación sobre circulación” que tantas dudas plantea.
¿Qué futuro le espera a los megacamiones?
Los vehículos euro-modulares han venido para quedarse.
Son una opción muy interesante para determinados transportes y vamos a ver cómo aumentan progresivamente el número de unidades. El éxito de estos vehículos va a venir marcado no tanto por esto, sino por el marco de restricciones y requisitos que se les pongan.
Son vehículos muy aceptados en otros países que los implantaron hace años y una propuesta más para mejorar la logística y por extensión la economía del tejido productivo nacional. Quedará siempre pendiente el salto a la normativa internacional, pero hoy en día está totalmente descartado a corto y medio plazo.