
Para conocer las implicaciones que tendrá el Brexit, tanto en el transporte como en la economía de la Unión Europea, Wtransnet ha hablado con distintos agentes del transporte que coinciden en señalar la incertidumbre como principal elemento. De hecho, la devaluación de la libra esterlina respecto al dólar (15%) y al euro (10%) ha acentuado el riesgo de una recesión económica y la pérdida de poder adquisitvo de los ciudadanos británicos.
El primer impacto ha llevado a expertos en macroeconomía a plantear la hipótesis que muchas empresas, para seguir operando en el mercado europeo, trasladen sus sedes en Reino Unido a otras capitales. En concreto, en el sector del transporte, es problable que ello implique una la renegociación de los contratos con el país británico, con el fin de actualizar la documentación bajo este nuevo marco comunitario.
Desde el punto de vista impositivo, Reino Unido no tendrá ninguna obligación de respetar las directivas europeas relacionadas con las tasas, especialmente en lo referente a la circulación de mercancías. Se prevé que ello vaya acompañado de un aumento de los precios de importación y exportación de bienes, lo que tendrá su reflejo en el transporte.
Se puede aventurar que la aplicación del Brexit llevará consigo nuevos impuestos en materia de importaciones y exportaciones, aunque, ante esta nueva perspectiva, el transporte se mantiene con cierta esperanza. Los expertos prevén que Reino Unido saldrá de la Unión Europea de una manera suave, manteniendo los acuerdos económicos vigentes, lo que supondría la libre circulación de personas y mercancías.
Declaraciones
José María Quijano, director de relaciones con la Unión Euopea de la CETM, se remonta a antes de hacerse oficial el Brexit para hablar de problemáticas a las que se enfrenta el transporte de mercancías por carretera con Reino Unido: "ya hemos tenido importantes problemas antes con los polizones a bordo de camiones, el control en aduana y las repercusiones sobre las empresas de transporte por sanciones y problemas con mercancías presuntamente contaminadas". En este sentido, Quijano concluye que el Brexit prodría suponer que se extremaran aún más los requisitos de los trámites aduaneros y los controles de vehículos y mercancías, así como el problema que puede suscitar, en un futuro, la nacionalidad de los conductores contratados.
La posición de José María Quijano arroja también incertidumbre sobre las autorizaciones de transporte que regirán sobre las futuras relaciones con Reino Unido (bilaterales, CEMT, carné TIR, etc.). A esto habría que añadir el cabotaje, que "se quedaría sin aire si se aplica el acuerdo de AETR frente a la legislación interna de la Unión Europea". Del mismo modo, Quijano hace referencia a los requisitos sobre los conductores desplazados, en el caso de que los conductores se contemplen como tales, y a la legislación sobre masas y dimensiones.