
Según Julia Poliscanova, responsable de vehículos limpios y electromovilidad de T&E: “por fin, los motores de combustión tienen los días contados. Y con ellos acabarán los humos y sus emisiones. Los legisladores han decidido que el próximo capítulo de esta historia lo escriben los vehículos eléctricos, mucho más limpios y, en general, mejores. Para el planeta y la salud humana, esta decisión ya tardaba en llegar”.
De esta manera, los fabricantes deberán reducir las emisiones de los nuevos vehículos que se vendan en un 55% en 2030, en comparación con 2021. Y cinco años después, esta reducción deberá alcanzar el 100% de las emisiones de CO2.
Para T&E, los objetivos de 2025 y 2030 no son lo bastante contundentes como para poder reducir en una década las emisiones de manera significativa. Por ello, exige a los legisladores una mejora en las políticas fiscales y de recarga de baterías con el fin de acelerar la adopción de vehículos cero emisiones.
"Serán necesarios planes, como el prometido por el Gobierno francés, que ofrezcan subvenciones para favorecer operaciones de leasing con el fin de aumentar el acceso a la electromovilidad" T&E
En opinión de este organismo, “la Unión Europea necesita una sólida estrategia industrial que exija el empleo de componentes locales en la fabricación de vehículos eléctricos y baterías para poder garantizar que los fabricantes de automóviles de la Unión Europea sigan en primera línea para liderar la carrera global en este tipo de tecnología verde”.
La visión de los fabricantes de automoción
Los fabricantes chinos de vehículos eléctricos, gracias a años de subvenciones y financiación estatal en sus cadenas de suministro, están consiguiendo ganar cuota de mercado en la Unión Europea. Por su parte, los fabricantes europeos se sitúan en una posición de desventaja frente a sus rivales estadounidenses por la Ley de Reducción de la Inflación del país.
Además, los legisladores han acordado pedir que la Comisión Europea estudie el papel de los electrocombustibles en vehículos que queden fuera del ámbito de aplicación del reglamento, aunque esto no forma parte vinculante del acuerdo. En estos momentos, el acuerdo se dirige hacia los ministerios de Medio Ambiente de la Unión Europea y al Parlamento Europeo para su ratificación antes de convertirse en ley.
Para Julia Poliscanova: “los fabricantes extranjeros les están comiendo el terreno a los europeos. La Unión Europea necesita una estrategia conjunta para su industria automovilística que acelere la electrificación y garantice el futuro el empleo en la Unión Europea. Es imperativo que los fabricantes produzcan más vehículos eléctricos y baterías dentro de Europa. En lo que respecta a la demanda, es necesario para la Unión Europea contar con una red de recarga sin fisuras, así como con políticas que ayuden a las familias de medios y bajos ingresos a poder acceder también a coches eléctricos”.