Según este informe, los últimos datos auditados arrojan 22.600 millones de euros en impuestos, un 88% del total. De esta cantidad, cerca del 75% (unos 16.800 millones de euros) corresponden a los impuestos indirectos relacionados con los carburantes, el “céntimo sanitario” entre ellos. El informe aclara, por otra parte, que en los últimos diez años el incremento fiscal ha sido de un 12 por 100.
De acuerdo con los datos aportados, en la modalidad de transporte por carretera se suman impuestos, tasas, cánones y peajes. Si lo comparamos con otros modos, el sector aéreo aportó 2.287 millones de euros, seguido el transporte marítimo (932 millones) y, en último término, el transporte ferroviario, que no aporta, sino que tiene un superávit de 231 millones, debido, como señala el informe, a que recibe subvenciones específicas.
En el desglose de los impuestos derivados o que tienen relación con los hidrocarburos, y de los que las carcas públicas se benefician en 17.000 millones de euros, el transporte de mercancías por carretera aporta cerca de 7.000 millones. A esta cantidad hay que añadir 1.758 millones más en tasas (impuestos de circulación y matriculación) y peajes.
En conclusión, la carretera soporta una enorme presión fiscal, a pesar de ser el modo de transporte, según Astic, más eficiente, flexible, económico y generador de empleo y riqueza.