El estudio concluye que la morosidad representa una amenaza real para la supervivencia de las empresas del sector: el 43% de las consultadas evalúa este hecho como de "medio a muy grave". A pesar de su trascendencia, este riesgo no es el más acusado, ya que un 55% sitúa en este grado de gravedad el coste adicional de los intereses. La pérdida de beneficios y la restricción de liquidez, señaladas ambas por el 49% de las compañías, son otras consecuencias comunes.
Los costes generados por los retrasos en los pagos son también importantes: una media del 3,2% de los ingresos anuales de las empresas de transporte y almacenamiento se lleva a pérdidas, frente al 2,7% de otros sectores. Además, la situación no tiene perspectivas de mejora, ya que el 91% confiesa que la evolución del riesgo de impago en su sociedad aumentará o permanecerá estable en los próximos doce meses.
El sector del transporte y el almacenamiento aún siente las consecuencias de la complicada coyuntura de los últimos años. Así, entre las principales causas que los transportistas barajan para justificar estos retrasos destaca las dificultades financieras de los deudores, razón señalada por el 73% de los preguntados. Asimismo el impago intencional (67%) y los problemas administrativos (48%) son otras razones identificadas.