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El temporal ha impactado en cerca 50% del transporte valenciano según la Federación Valenciana de Empresas de Transporte (FVET) y ha arrasado los grandes centros logísticos, como el de Ribarroja, que es uno de los mayores de Europa, y las vías y los accesos principales para poder realizar las operativas con normalidad.
Esta situación generará retrasos significativos en la cadena de suministro, lo que podría tener repercusiones en sectores clave de la economía, como el transporte de mercancías por carretera. Según datos de la CETM, sólo la Comunidad Valenciana representa cerca del 12% de la flota española de vehículos de transporte de mercancías, por lo que las pérdidas diarias podrían superar los cinco millones de euros.
Desde la Federación Valenciana de Empresarios del Transporte y la Logística, se espera que el transporte y la logística valenciana se beneficie de las recientes ayudas planteadas por el Gobierno central a autónomos y empresas de los 78 municipios afectados por la DANA.
Se calcula que las pérdidas diarias podrían superar los cinco millones de euros
Así han quedado las empresas de transporte y logística de Ribarroja (Valencia)
El polígono industrial de Ribarroja, en Valencia, es uno de los más grandes de la región. Conocido como Sector 13, se ubica entre la A-3, la AP-7 y la antigua vía ferroviaria entre Valencia y Cuenca. Por un lateral, pasa el Barranco del Poyo, precisamente el que se desbordó y que inundó buena parte de las empresas que están allí ubicadas.
Alfonso García, consejero delegado de la delegación de TXT en Valencia y presidente de la Asociación de Empresarios de Agencias, Operadores y demás actividades Auxiliares del Transporte, explica sobre el terreno cómo sucedió todo:
“En este polígono hay un montón de empresas afectadas, que alguna todavía está inoperativa. Las que hemos podido empezar a limpiar, con nuestros propios medios, podríamos empezar ya a trabajar, pero como hay carreteras cortadas y vías atascadas, la verdad es que está muy complicado. Tenemos varios transportistas autónomos que han perdido el camión y no sé cómo se van a recuperar, porque nosotros tenemos medios y podemos traer camiones nuestros de otras provincias, pero el transportista autónomo se ha quedado sin nada” explica Alfonso.
En su caso, han tenido que alquilar máquinas para quitar todo el barrio y la suciedad que el agua ha llevado consigo, lo que ha dificultado mucho el trabajo diario (más allá de los cortes de carreteras que el Ministerio de Transportes se afana en retomar a la normalidad).
Su actividad (paquetería industrial de ámbito nacional) también se ha visto afectada, por lo que están priorizando lo más urgente y lo que pueden llevar si la red vial lo permiten. Tampoco ayuda la caída de la red móvil, lo que está dificultando mucho las comunicaciones por teléfono.
Otra empresa que se ha visto muy afectada ha sido Tolosa y Pardo, ya que el agua alcanzó casi los dos metros de altura en sus naves. Siete días después de la tragedia, continúan con las labores de limpieza, achicando el agua y quitando todo el barro que, con el tiempo, se transforma en una masa muy difícil de eliminar.
Su gerente en Ribarroja, Francisco Pardo, explica que “cuando abrimos la nave, esto era dantesco, había coches empotrados contra la pared de Tolosa y Pardo. Pero en esto me han ayudado mis trabajadores, porque sin ellos, esto no podría ser. La mayoría de ellos no tienen coche, la mayoría se ha quedado sin ellos. Al no tener coche, se van agrupando y vienen en turnos. Esta es nuestra vida, nosotros sólo tenemos esto”.
Según Francisco Pardo, los seguros empiezan ya a poner pegas, “y algunos clientes no comprenden la realidad de la situación. El transporte es un sector desamparado, necesitamos unirnos todos y no nos unimos”.
En cuanto a las ayudas, el gerente de esta empresa de transporte desconfía de ellas y no creen que les lleguen, pese a las promesas del Gobierno central y al Consorcio de Compensación de Seguros, que ha prometido una tasación de los vehículos más una subida del 20% sobre el cálculo inicial.
En TBS, a las labores de limpieza y de intentar volver a la actividad, se le ha sumado una pérdida humana: una conductora que desapareció y que apareció días después sin vida. Los dueños de la empresa están muy afectados, porque su nave está justo al lado del Barranco del Poyo, y el agua entró y lo destrozó todo.
En TBS temen que Valencia quede desabastecida, porque “se han roto muchas cosas y habrá que arreglarlas y reemplazarlas. Y todo ello con el problema de la falta de personal”.
Blanca Izquierdo, responsable de la delegación valenciana de TBS, empresa de paquetería de ámbito nacional, explica que, ante la falta de ayuda del exterior, se están organizando ellos mismos con las labores de limpieza. “Hemos visto a la Guardia Civil multando a los camiones, pidiendo papeles y mirando el tacógrafo, cuando deberían estar ayudando”. También se ve patrullar a la policía local, más que nada, para evitar saqueos y robos, que también los hay.
Una experiencia al límite
Manuel Martínez es un conductor asalariado de la empresa TXT que vivió en primera persona la tempestad y posterior riada. Vio con sus propios ojos cómo el agua entraba y arrasaba con todo, casi sin tiempo a ponerse a salvo. Dice que, una semana después, aún tiene pesadillas con lo que vio y oyó.
“Fue una experiencia inolvidable, y de impotencia total. En cuestión de 15 minutos el agua ya llegaba por encima de la puerta del camión. Se fue la luz, veías coches, veías paquetes nadando y sentías impotencia por no saber dónde meterte. Era una sensación de caos total y de no saber qué estaba pasando realmente. Cuando me levanté al día siguiente y di una vuelta por el polígono, es mejor que no hubiese visto nada, porque vi unas imágenes que no olvidaré en mi vida” relata este conductor como testigo de lo sucedido.
