Cuando la situación financiera de un país genera desconfianza por el elevado endeudamiento, el aumento de déficit y la recesión económica, los inversores y ahorradores tienden a desplazarlo a países más solventes. En situaciones extremas, estas salidas de capital pueden ser tan elevadas que pueden hundir la economía de un país si no se limitan, controlando el movimiento del dinero.
Para efectuar el control de capitales, los gobiernos pueden combinar una serie de medidas.
En Argentina, y debido al sobre-endeudamiento del país, en diciembre de 2001 el presidente De la Rúa prohibió la libre circulación del crédito bancario y limitó a 250 pesos semanales la retirada de efectivo en los bancos, además de prohibir las transferencias al extranjero de particulares. Esta medida fue bautizada como "corralito", término que hace referencia a los recintos cerrados por una red o una malla y con el suelo blando, donde se pone a los niños pequeños para que jueguen.
En 2013 Chipre solicitó el recate económico a la UE, que le concedió una ayuda de 10.000 millones de euros a cambio de que se impusiera un gravamen a los depósitos bancarios. Para evitar la salida de capitales se cerraron las oficinas bancarias y se bloquearon los depósitos.
En cambio, en Grecia, ha sido la falta de un acuerdo con la UE para refinanciar la deuda la que motivó el corralito griego: cierre de los bancos y la bolsa, retirada de efectivo en los cajeros limitada a 60 euros al día y limitación de transacciones al extranjero.
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