Claro está, no existían los teléfonos móviles y bien el transportista esperaba en la puerta del cliente para hacer algún porte o pocos medios más teníamos.
En enero de 1986 nació EMDIPA, tras comprobar y haber sufrido en primera persona el sinsentido de la contratación en estos puntos, horas a la intemperie esperando que alguien fuera a ofrecerles un transporte, la falta de unos precios prefijados, tener de desplazarse el cliente en busca del transportista... se decidió abrir una pequeña oficina, con un teléfono y ganas de ofrecer una alternativa.
Rápidamente se empezó a ver cómo empresas con necesidades de transporte llamaban, cómo acudíamos de manera urgente, cómo nos convertimos en una parte importante de sus empresas y sólo pagaban cuando lo necesitaban.
Las empresas encontraron en EMDIPA un aliado para sus puntas de trabajo, para las vacaciones de los chóferes que realizan el transporte. Cambiamos costes fijos por costes variables, dando mucha más flexibilidad a su logística.
30 años, parece que fue ayer
No viene de más recordar esos momentos y, con la perspectiva que el tiempo nos da, vemos cómo se ha evolucionado. De un listado escrito para llevar las cargas a sistemas de gestión informatizados, de ir en busca de cabinas de teléfono al seguimiento por GPS y comunicación continua, de furgonetas con poco más de 50 CV y cuatro velocidades, sin aire acondicionado a motores de 150 CV y con todo tipo de facilidades y comodidades, de camiones lentos e incómodos a naves espaciales que parecen ahora, de hojas de registro a tacógrafos digitales pero, sobre todo, de viajar atravesando fronteras y distintas monedas a cruzar Europa sin parar. Esto, para quien no lo haya vivido, es difícil de imaginar.
Empresas del sector automoción, con el famoso "just in time", propiciaron un servicio antes desconocido, furgonetas atravesaban Europa con entregas puerta a puerta en tiempos récord, las 24 horas del día haciendo muchas veces competencia al avión, por rapidez (puerta-puerta), por seguridad (transporte directos y exclusivos) y por flexibilidad (horarios y días de carga).
Empresas como Cualladó (ahora UPS) nos contrataban para realizar el reparto apoyando rutas; empresas como TNT (en breve, integrada en FedEx) descubrieron cómo podíamos ayudarles para ofrecer TNT Special Services, empresas como Seur contaban con nosotros para campañas de navidad, cuando se incrementaban sus envíos de manera significativa, y de esta manera podríamos seguir hablando de tantas y tantas empresas con las que hemos trabajado.
Si, 30 años, en los que hemos pasado, como todos, muchas dificultades (la crisis del 92, la de 2008) y ahora la que se está pasando han dejado al sector tocado, pero nunca hundido. Han nacido muchas empresas y otras, lamentablemente, no han sobrevivido, pero de todo se aprende, y desde estas modestas líneas quiero agradecer sobre todo a ese alto número de transportistas autónomos que nos han acompañado en este recorrido y que sin ellos este pequeño sueño de alguien que un día pensó que las cosas se podían hacer distintas, no hubiese sido posible, GRACIAS.