Director y editor de la Revista Transporte Profesional, periodista de vocación y devoción llevo media vida ligado a la información sobre el transporte y el asociacionismo en especial a la CETM
La modificación de la Ley de Ordenación de los Transportes Terrestres, LOTT, será una realidad a medio plazo. El pasado 13 de mayo el Anteproyecto fue aprobado por el Consejo de Ministros; pasadas las elecciones se remitió al Congreso. El anuncio y compromiso, por parte del director general de Transporte Terrestre, Manel Villalante, de sacar adelante la nueva Ley –y, no menos importante, su desarrollo reglamentario-antes de que finalice la presente legislatura, así lo avala, salvo que se produzca un adelanto de las generales.
Martes de Pasión (19 de abril), once horas, Ministerio de Fomento. Fecha, hora y lugar para la firma de un Acuerdo en el que están implicados no sólo cargadores y transportistas, sino también el propio Ministerio de Fomento; un hecho significativo (como veremos más adelante) que propiciará que este pacto tenga posibilidades de éxito, digan lo que digan sus críticos.
De auténtico desastre económico puede calificarse el pasado año 2010 para las empresas de transporte de mercancías por carretera. Y este primer trimestre no le va a zaga en cuanto a resultados se refiere, a tenor de las opiniones de un pequeño grupo de empresarios que publicamos en este mismo número. Crisis, descenso del consumo, falta de financiación, desmesurado incremento del combustible, morosidad…una larga y conocida letanía a la que debe añadirse unos precios del transporte tan miserables y depauperados que –según nos comentan- cuanto más se trabaja menos rentabilidad se obtiene.
El ministro de Fomento, José Blanco, ha analizado con el Comité Nacional del Transporte por Carretera, CNTC, las graves dificultades por las que atraviesa el transporte de mercancías por carretera, cuyo resultado se traduce en miles de empresas desparecidas (cerca de 10.000 sólo en el último año) y en la destrucción de decenas de miles de puestos de trabajo.
La Confederación Española de Transporte de Mercancías, CETM, está negociando importantes acuerdos a dos bandas. Por un lado, con el ministerio de Fomento la modificación de la Ley de Ordenación del Transporte Terrestre, LOTT; por otro, con las principales asociaciones de cargadores (AECOC, Aeutransmer y Transprime). A estas últimas se les pide que cumplan la Ley de Morosidad, que exige el pago a 30 días.
En el mes de junio de 1983 veía la luz el primer número de Transporte Profesional, órgano portavoz primero de CONETRANS y más tarde de la CETM. El lanzamiento de esta publicación supuso todo un reto, plagado de múltiples dificultades, además de las económicas. Seis años más tarde, en mayo del 89, un nuevo equipo con el que comparto tareas informativas, se hacía cargo de la revista, manteniendo en todo momento los principios y filosofía de defensa del sector que siempre han animado a la Confederación.
Impuestos. Es la manera más sencilla que tienen los gobiernos de recaudar dinero de sus contribuyentes. En este caso, de los transportistas, un “palo” que suelen “tocar” una vez sí y otra también, ya sea a cuenta del combustible o de cualquier otro elemento (al menos se pagan nueve tasas), por más “peregrino” que resulte. Al parecer, somos un sector “recurrente” para este tipo de desmanes.
La crisis está cambiando modos, actitudes, comportamientos antes habituales y, por supuesto, nuestra forma de trabajar, que debe adaptarse a los nuevos tiempos. Nuestra revista, Transporte Profesional, no podía ser ajena a los vaivenes del mercado del transporte de mercancías por carretera, pues está íntimamente ligada a él.
No es la panacea que vaya a solventar todos los males de carácter “laboral” que tiene nuestro sector, pero “marcará” sin duda las relaciones entre sindicatos y patronal, modernizando –este punto ha sido resaltado por todos los firmantes- la negociación colectiva provincial, de forma que los problemas se encaren, a partir de ahora, buscando soluciones que tengan viabilidad y futuro, el consenso, en suma.
Los últimos datos a los que ha tenido acceso esta publicación, hablan de la desaparición de cerca de 10.000 empresas de transporte, de todos los tamaños, sólo en el último año. De confirmarse estas cifras, bien podría decirse que se ha producido ya un ajuste importante entre la oferta y la demanda, lo que implicaría que la presión de nuestros particulares “mercados” (los cargadores, en este caso), sobre las empresas de transporte, debería haber remitido de forma considerable.