
El objetivo es conseguir que los conductores de larga distancia no tengan que realizar en ruta esos descansos semanales, sin que ello suponga aumento en los tiempos de conducción ni merma en los de descanso.
De esta manera se elevaría hasta nueve el número máximo de días entre descansos semanales además de compensar con una mayor duración de los mismos. Por cada tres horas de incremento en el periodo entre descansos semanales, el número de horas de descanso se incrementaría en una hora. Por lo tanto, si se llegase al máximo de nueve días desde el último descanso semanal su duración sería de casi tres días.
En una reunión del Comité de Enlace de la IRU con la Unión Europea, ASTIC logró el apoyo de las organizaciones de transportistas de Austria, Finlandia, Noruega, Dinamarca, Rumanía, Polonia, Bulgaria, Irlanda y una de las asociaciones francesas, aunque países como Reino Unido, Alemania y otra asociación francesa se muestran contrarios.
La decisión definitiva se tomará en marzo.