Por ello, cuando escucho a los tertulianos y políticos decir una y otra vez que el pueblo es inteligente y que nunca se equivoca, manifiestan un gran cinismo y una enorme mentira, el pueblo se equivoca una y otra vez. Revisando La historia, el siglo XIX, por ejemplo, y , por partir de una fecha, 1812: regresa a España dos años después Fernando VII, llamado el felón por haber regalado previamente a Napoleón el reino al que regresa tras recuperar el regalo de la sangre del pueblo vertida contra el obsequiado, y encima lo llamaron el "deseado". Taimado, cedió que el asturiano Riego y el andaluz Quiroga gobernaran en nombre del pueblo y aplicando la Constitución, la Pepa, que el pueblo se dio a sí mismo bajo los cañonazos del gabacho napoleónico. Gobierno constitucional que duró tres años, el celebérrimo trienio liberal (1820 a 1823), que terminó como el rosario de la aurora, gracias a la pretensión del "deseado"de recuperar su poder absoluto con la ayuda de las principales monarquías europeas, la llamada Santa Alianza. Recuperado el poder absoluto pasaron diez años hasta su muerte conocidos por la década ominosa, en la que no quedó ni el apuntador, si liberal era. En fin, toda una cadena de equivocaciones (del pueblo que dicen sabio) y cuando después de llevar muchos golpes de mar hacemos la transición y un puñado de niños bien, y bien alimentados, con vaqueros de la marca Levis, con capacidad económica que hicieron carrera en la universidad (incluso políticas); y cuando estamos amenazados de que estos lumbreras ricachones y pijines, más los activistas sociales ya indicados, nos gobiernen, me cuestiono los halagos que he dedicado a los dirigentes del transporte en estos últimos años, alabando su sentido de la mesura, responsabilidad, colaboración y contribuido a sacar el país de la crisis arrimando el hombro. Me lo cuestiono cada día que pasa, y estoy más convencido del error: posiblemente les hubiese ido mejor con las barricadas, basta ya de sumisión, de ver cómo los programas de los partidos de diciembre del 2015 a la convocatoria de junio del 2016 se han devaluado, son más generalistas y menos concretos, así que leña al mono, dado que con la colaboración, sentido de la responsabilidad y mesura al transporte lo han chuleado. Para estar mal al menos uno debe de luchar por sus intereses, la muerte por anemia es muy triste e irreversible, mejor morir fartucu, como dicen en mi pueblo.
Revista Transporte Profesional