En la última reunión de la Asociación Europea de Fabricantes de Automoción (ACEA), los miembros se han comprometido a respetar el acuerdo RDE (emisiones reales de conducción) con pruebas estándar que, en su opinión, serán difícilmente alcanzables en un pequeño periodo de tiempo.
Como consecuencia de esto, un número importante de modelos diesel tendrán que reducir por fases sus emisiones antes de lo previsto. Aparte de las consecuencias económicas, a los fabricantes les supondrá un reto añadido cumplir con los límites de emisiones de CO2 para 2021, ya que los motores diesel emiten entre un 15 y un 20% menos CO2 que los motores de gasolina.
Los fabricantes aseguran que no es lo mismo conducir en condiciones normales que en una prueba de laboratorio. Cuando entró en vigor la norma Euro6 en 2007, sólo se había probado en un laboratorio. El objetivo de las pruebas de emisiones es cubrir el hueco entre las pruebas que regulan las emisiones utilizando un laboratorio de pruebas no actualizado y las distintas condiciones que se producen en la carretera.
Efectivamente, no es lo mismo conducir en un laboratorio (en una situación de control) que en una situación real (carga pesada y situaciones adversas como por ejemplo pendientes pronunciadas, lluvia y vientos fuertes en contra, etc.). Las pruebas deben emitirse en laboratorios, pues de lo contrario jamás tendríamos camiones potentes y eficaces.