"En los años 2000 hubo un boom de fabricación de cisternas, sobre todo de pulverulentos (por la producción de cemento), luego llegó la crisis de 2008, que se prologó hasta 2015, y ha ido subiendo hasta conseguir una media de 850 unidades al año. Jaime Maciá cree que no se volverá a conseguir el grado de matriculaciones de los años 2000" explicó el experto.
Respecto a las cisternas alimentarias-químicas, la media es de 300 unidades anuales; en este momento está remontando la media, pero es la que menos oscilaciones ha experimentado. Las cisternas de combustibles tienen una media de 115-120 cisternas, mientras que las de pulverulentos fue un mercado que cayó con respecto a la crisis inmobiliaria, de la que no se ha recuperado. La de pulverulentos se mantiene y va creciendo.
Evolución del mercado de cisternas por especialidad
Según Jaime Maciá, "las cisternas de asfaltos va por impulsos, tiene una media de 33 unidades/año. Este sector va por contratos: hasta que no tiene uno, no se inclina por invertir. Por eso es un mercado residual".
Jaime Maciá vaticina un buen mercado para las cisternas de amoniaco. Respecto al GNL (gases licuado de petróleo), la media es reducida (15 unidades/año). Las 250 que había en el mercado se han quedado en 88.
Las cisternas de gases del aire son casi todas propiedad de las empresas gasistas (los transportistas van casi siempre al arrastre). Si este año se han matriculado unas 400 cisternas sobre camión, unas 250 van destinadas a municipalia (son cisternas de riego que compran los ayuntamientos y autoridades).