Transporte Profesional - 409 Abril 2020
Abril 2020 / Transporte Profesional 11 HABLANDO EN PLATA C onfieso que desde que comenzó esta pandemia maldita que se está llevan - do por delante la vida de miles de per - sonas en todo el mundo, todas las ma- ñanas cuando me levanto pienso que he tenido un mal sueño. Desgraciadamente, enseguida me doy de bruces con la realidad y, por unos segundos, me dan unas ganas enormes de llorar por to- dos aquellos que están solos, que mueren so - los sin tener a sus seres queridos cerca y sin que éstos puedan darles un último beso y un último adiós. El Covid-19, el tristemente famoso coronavi - rus, no entiende de clases sociales, ni de eda- des, ni de razas, ni de religiones, se ceba con las vidas humanas sin remisión, y ha pillado a todos los gobiernos, a toda la humanidad en definitiva, con las defensas bajas. En nuestro país, por las causas que sea, la pandemia está siendo especialmente virulenta. No sé los motivos por lo que es así, ni siquie - ra los saben los expertos (médicos, científicos, virólogos, etc.) que se afanan en el día a día en buscar una respuesta a este despropósito. No es momento de buscar responsabilida- des. Cierto es que se podían haber hecho las cosas mejor, que todos podríamos haber he - cho las cosas mejor, pero nunca se nos podría haber pasado por la imaginación llegar adonde hemos llegado. La realidad es la que es y así hay que afrontarla. Lo que sí me reconforta es que los españoles siempre hemos sido un pueblo solidario y uni - do cuando ha hecho falta. Solo hay que poner un ejemplo: España es el primer país del mun - do en donaciones de órganos y, en consecuen - cia, en trasplantes; si eso no es solidaridad con los demás... Siempre tengo la esperanza de que esta con - goja pase pronto, pero desgraciadamente, en el momento de escribir estas líneas, todavía no hemos alcanzado el pico de contagios y de fallecimientos, siendo las noticias que nos dan los expertos sobre ello muy contradictorias. En cualquier caso, todo pasará -en la vida todo pasa- y volveremos a las calles, a abra - zarnos, a besarnos, a compartir momentos, a estar con nuestras familias. Y seguramente lo haremos siendo mejores personas, más humanos y más considerados y comprensivos con los que nos rodean. No quisiera terminar estas emotivas líneas sin agradecer su esfuerzo a todos los que ve - lan por nosotros (medicos y demás personal de hospitales, fuerzas de seguridad del Estado o aquellas personas que nos ayudan de forma desinterada), incluido a los TRANSPORTISTAS, sin duda uno los grandes olvidados por parte de la opinión pública; merecen nuestra admi - ración y un gran aplauso. Desde el confinamiento VOLVEREMOS A LAS CALLES SIENDO MEJOR PERSONAS Y MÁS HUMANOS SAÚL CAMERO Director
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