Cuadernillo Especial nº415 Noviembre 2020
Introducción al informe sobre negociación colectiva L a pandemia que ha azotado nuestro mundo en 2020 nos ha de servir, entre otras cosas, para darnos cuenta de que nada en la vida puede darse por senta- do. No importa los planes que tengamos, da igual lo seguros que nos podamos sentir acer- ca de las cosas, que en cualquier momento puede producirse un fenómeno inesperado y ponerlo todo patas arriba. Diría que siem- pre ocurren fenómenos de esta clase, acon- tecimientos con los que no contamos y que nos exigen alterar los planes que, si hemos hecho bien los deberes, teníamos concien- zudamente diseñados. Lo que ocurre es que, generalmente, los sucesos que nos exigen virar el timón para no desviarnos de nuestro camino -práctica que hemos de hacer cons- tantemente-, no son de gran relevancia; por ello, aunque esta realidad aconseja e incluso exige que contemos con ciertas dosis de fle- xibilidad, no suele trastocar del todo nuestros proyectos, así que, con carácter general, en el día a día solemos olvidarnos de lo frágil e inconsistente que en realidad resulta nuestra apreciada seguridad. Soy consciente de que, con lo anterior, no he descubierto nada nuevo, no he aportado gran cosa a nadie, sobre todo a ningún empre- sario. El empresario, sea grande o pequeño, es plenamente consciente de que la vida de su empresa está siempre plagada de peque- ños o no tan pequeños vaivenes que le exigen estar alerta para adaptar sus estrategias a las nuevas circunstancias. No le queda otra, so pena de fracasar estrepitosamente. Estamos todos de acuerdo en que lo que nos ha tocado vivir desde el pasado mes de marzo, y lo que todavía tenemos por delan- te, es algo que nadie podía ni siquiera ima- ginar. Nadie podía estar preparado para algo así. Conforme a los datos de la Organización Internacional del Trabajo, la OIT, en la prime- ra mitad de 2020 se perdieron debido a la crisis del COVID-19 un número de horas de trabajo equivalente a 495 millones de em- pleos a tiempo completo , una cifra mucho más alta que la previamente estimado. Y para el segundo semestre la cosa no mejora, ya que el organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) especializado en los asuntos relativos al trabajo y a las relaciones laborales estima que en la segunda mitad del año se perderán alrededor de 590 millones de empleos a tiempo completo. Las cifras son de- vastadoras. Para reflejar el impacto que la pandemia ha tenido en nuestro país podemos elegir muchos datos y parámetros, pero resulta muy gráfico utilizar el del número de ocupados, cuya comparativa con los años anteriores nos ofrece el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el siguiente cuadro. Creo que habla por sí solo y no resulta necesario añadir nada más. Lo que sí hemos de tener en cuenta es que, según el INE, solo entre los meses de abril y junio de 2020 se han perdido en España más de un millón de empleos, y esto sin incluir a los afectados por los Expedientes de Regulación de Empleo (ERTEs) de suspensión contrac- tual. Si tenemos en cuenta a estos últimos, las cifras de inactividad en nuestro país se dispa- ran. Por su parte, los datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social muestran como en la actualidad contamos con 3.776.485 per- sonas desempleadas, a los que podríamos sumar los 728.909 trabajadores afectados por ERTEs en estos momentos, si bien en esta última cifra se incluyen también a los tra- bajadores cuya jornada se ha visto reducida como consecuencia de un ERTE. Los ERTEs siguen actuando como malla de contención del tejido empresarial y del empleo, pues, de no haber recurrido a esta antigua institución que se remonta en España, al menos, a la Segunda República, la destrucción de em- pleo se habría disparado mucho más todavía. Considerando los datos interanuales, el saldo de los últimos doce meses refleja una subida del desempleo en 696.774 parados registra- dos, con una tasa de variación interanual del 22,62%. Sin perjuicio de lo que se acaba de afirmar, no me resisto a dedicar unas palabras de crí- tica a la gestión del Gobierno en relación con los ERTEs. Creo que todos coincidimos en que el ERTE era la herramienta idónea al servicio de las empresas ante un momento de parón de actividad, para eso está diseñado. Esto se enseña en todas las facultades de Derecho del país. Sin embargo, en la regula- ción especial que de esa figura ha establecido el Ejecutivo con ocasión de la pandemia del Covid-19 ha introducido muchos elementos de indefinición, muchas condiciones o requisitos que resultaban confusos y que han genera- do grandes dosis de inseguridad jurídica, precisamente lo que más inquieta y paraliza a las empresas. Son muchos los ejemplos de los que podríamos hacer uso, como ya hemos tenido oportunidad de reflejar con anterioridad en las líneas de Transporte Profesional, pero baste ahora mencionar un par de cuestiones: por un lado, las dudas que la definición de fuerza mayor vinculada al Covid-19 ha oca- sionado -algo que devino primordial, pues su Miguel Pereira García Socio de Pereira Menaut Abogados y asesor laboral de la CETM Variación interanual de la ocupación Diferencia en la ocupación respecto al año anterior 4
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